Esta es la carta que le leí a mi ex-novio el día que rompí con él. Espero no haber sido muy cruel. Me costó mucho trabajo, mientras la leía, grité, me sentí insegura y lloré.
Rubén:
Anoche casi no
dormí pensando en lo que dijiste, en tus dudas. Mi plan original era
llegar y decirte “tenemos que hablar”, y
así soltarte un rollote sobre todo lo que había pensado, pero sé que empezaría
a tartamudear, sentirme insegura y se me olvidaría casi todo lo que tengo que
decir; por eso decidí leerte esta carta.
Primero que
nada, gracias por todo este tiempo que hemos estado juntos, por las risas
sacadas, los abrazos y los besos dados, por aguantar mis berrinches… y que te
sirva de experiencia, la gente se enoja sin sentido, y hay que saber cuándo
pedir disculpas a una mujer, aun cuando no tiene la razón. Las mujeres siempre
tenemos la razón.
Eres
muy intuitivo, cuando quieres, y tienes razón, sí pasa algo. Pasa que llevamos
7 meses de relación y yo sigo sin acostumbrarme a los “te quiero”. Ha sido muy
difícil para mí ser cariñosa. Lo intenté y te consta, pero opté por hacer algo
con lo que me siento más “yo”, demostrar
mi cariño sin decirlo. Por lo visto, mi cambio no te agradó mucho, y aunque
incómodo, te guardaste las cuestiones por un tiempo. Eso me puso a pensar que
no puedo estar con una persona que remite sus cambios de humor a las muestras
de afecto que recibe. Y también pensé que yo, siendo una persona emocionalmente
inestable que pasa la mayor parte del tiempo enojada por estupideces, no puedo
hacerte feliz todos los días.
Siento mucho
no corresponderte y lo que menos quiero es hacerte daño de nuevo. Mereces
alguien que pueda decirte a diario lo mucho que te quiere, lo especial que eres
y lo increíble que es pasar los días a tu lado. Alguien con quien tengas tiempo
de calidad y no se esté durmiendo a media visita o durante una película;
alguien que te entienda igual o mejor que yo cuando estás triste o cansado, que
te de consuelo; alguien a quien puedas ver de día o de noche sin que se les
haga costumbre decirse solo “buenas noches”, como nos pasó a nosotros.
Cambiando
un poco de tema, sé que no eres un
hombre del tipo coqueto, pero te quedaste en una zona de confort donde me
sentías ganada y eso me hizo pensar que mis sentimientos no eran tan
importantes. Las mujeres, al igual que los carros, también requerimos
mantenimiento, y no del tipo monetario, sino, sentimental. A la mujer hay que
enamorarla a diario. Nos gusta sentirnos importantes, queridas y deseadas. Eso
ya no lo siento contigo.
No diré que
este tiempo juntos no valió la pena, en realidad fue muy grato; una experiencia
completamente nueva para los dos. Pero como dije al principio de todos los
tiempos, será muy difícil e incómodo volver a ser amigos, porque no se olvida
lo vivido y no será nada fácil recuperar lo que teníamos. Hoy no sólo me
despido de ti, también pierdo un gran amigo. Quiero que sepas que tú no hiciste
nada mal, simplemente esto ya no está funcionando como debería.
Nada más me
queda agradecerte por compartir un pedacito de tu vida conmigo, por darme tu
amor y confiarme tu corazón. Ahora te dejo libre y devuelvo tu corazón, guárdalo
para que, en su momento, se lo entregues a alguien más que lo sane y lo cuide.
Eres un hombre muy noble y una gran persona, estoy segura de que pronto
encontrarás a ese alguien especial.
¡Que
tengas una gran vida!
Te quise
mucho y te voy a extrañar.
Besos,
Diana.
P.D. No sabía cómo hacer esto,
así que en tu iPod hay una lista de canciones que quisiera que escucharas.
Reflejan más o menos lo que siento y creo que lo explican mejor que yo. Todo
con música siempre es mejor.