lunes, 22 de agosto de 2011

YO SE QUE ESTO NO TIENE SECUENCIA, PERO MI CABEZA ESTÁ IGUAL DE DESORDENADA

¡Que decepción!

Hoy lo vi otra vez... de tanto imaginar/idealizar como sería la siguiente vez que lo vería, ésta fue una decepción. Todo empezó muy temprano conmigo esperando el autobús de las 7:00 am, claro que esperaba verlo al subirme, y sí, allí estaba. Yo llena de emoción le dije "hola" y el me respondió, tal vez sonrió, ya no lo recuerdo. Busqué un lugar cerca de él para sentarme. Me volví para mirarlo pero el no volteó. Después de eso mi emoción se desvaneció. Pasé todo el trayecto esperando que me hablara, que me hiciera alguna pregunta, un comentario. Nada. Intenté ser yo la que "continuara" nuestra conversación. Me armé de valor demasiado tarde. Tres chicas subieron al autobús y se interpusieron entre él y yo. Lo buscaba con la mirada, y él nada. Creo que fue demasiado tiempo el que pasó desde la última vez que nos vimos. La "chispa" ya no brillaba igual para mí, creo que tampoco para él, pero aún así guardaba la esperanza de que algo cambiara. No pasó. Al bajar fui trás de él, cruzamos miradas dos segundos con nuestros rostros muy cercanos, sin sonrisas, sin brillo. Bajé del autobús sin una sonrisa en mi rostro. Que decepción.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Crónica de un viaje en autobús

Primero que nada, debo mencionar que en la ciudad en la que vivo los hombres no ceden el asiento a las mujeres en el autobús, tampoco te dan el paso, ni te abren la puerta... en pocas palabras casi no existe el caballerísmo.Estuve cerca de 15 minutos esperando el autobús en la parada que está cerca de mi apartamento. Al parecer acababa de pasar el anterior porque no había nadie más esperando. Al poco rato llegó otro chico, quien sorprendentemente al llegar el autobús me cedió el paso y subí primero. Me senté casi hasta atrás, porque casi todos los lugares estaban ocupados. Cuándo te sientas atrás se sienten con mayor fuerza los movimientos del vehículo, así que cada vez que pasaba un tope, yo saltaba de mi asiento, o cuando daba una vuelta o iba de bajada, yo me resbalaba en mi asiento con mucha facilidad. Me comencé a reír sola por eso, y al voltear a ver si alguien había notado lo que me estaba ocurriendo, me percaté de que nadie estaba poniendo atención. Llegué a mi destino y me bajé.

Otra cosa que también he notado mucho en el autobús, es que la gente no sabe usarlo. Para bajarse hacen la parada y se levantan de su asiento, así falten 3 cuadras para que el autobús se detenga. Yo en cambio, como buena mexicana, presiono el botón y me quedo sentada hasta que el vehículo se detenga. Por cierto, aquí el transporte es carísimo, pago cerca de $40.00 para ir y venir a la escuela diariamente.

De regreso a casa tuve que esperar nuevamente, ya que esta vez se estaba llendo el autobús cuando yo iba llegando a la parada. Fue muy triste, porque estaba haciendo mucho frío. Cuando por fin llegó me subí en cuanto pude, ya estaba toda entumida y con la cara semi-congelada. No había lugar, así que me fuí parada (aquí es dónde ves varios hombres sentados y nadie te ofrece su lugar). Agarrada de un tubo, mientras hacía esfuerzos para no caerme en cada frenón o en cada vuelta, veía a las otras mujeres pasando por lo mismo que yo; entonces tuve un pensamiento tonto. ¿Han visto esos "shows" públicos que se presentan en centros comerciales o estaciones de tren en diversas partes del mundo, en dónde la gente comienza a cantar,bailar o hacer algo diferente y todos los demás los comienzas a ver de una manera extraña, y luego se va uniendo más gente aparentemente normal y terminan armando un gran espectáculo coreografiado? Pues algo así imaginé, solo que en mi "fantasía" todas las mujeres comenzabamos a bailar de manera sensual en el tubo del cual estabamos sujetadas. Es algo bizarro, lo sé, pero este tipo de cosas se te ocurren cuando no tienes contacto con personas en un periodo de tiempo largo o en una explosión de creatividad (O como diría mi profesor "cuando baja el Espíritu Santo"). Después de unos 15 minutos alguien se bajó y rápidamente tomé su asiento. En la siguiente parada se subieron dos chicos, uno de ellos muy guapo, tenía finta de profesor, traía una mochilita de lado y unos libros en la mano; sostuvimos la mirada por unos segundos y se fue al fondo del autobús, pero al parecer no encontró lugar por que se regresó a donde yo estaba y se quedó ahí parado; nos volvimos a mirar. Yo seguía observando a toda la gente a bordo y de vez en cuando lanzaba una mirada hacia el muchacho, hasta que se atravesó un señor que me recordó mucho al hombre típico sonorense: camisa, barriga, botas y bigote; le preguntó algo al cobrador y después se quedó parado enfrente de mi, bloqueando mi hermosa vista. De vez en cuando me agachaba e intentaba echar un vistazo a donde estaba ese chico guapo, pero se había puesto a leer uno de los libros que traía en la mano hasta quedarse dormido. En cuanto llegamos a mi parada, di un último vistazo y bajé corriendo.

En cambio, el día de hoy mi viaje en autobús fue muy diferente. Cuando llegué a la parada, el autobús ya estaba ahí. El chofer y el cobrador estaban abajo "descansando" y se rieron conmigo porque me asusté con unos perros que le ladraron. Subí y me senté en los primeros asientos, mientras buscaba mi dinero subió un muchacho y me preguntó algo en portugués; al parecer se dió cuenta de que no entendí (creo que fue por la mueca que hice) y me repitió la pregunta, esta vez más despacio, aún así solo entendí "Batel". Le dije que no había entendido nada, pero que yo iba a Batel. Seguimos conversando, él intentando que yo entendiera y yo tratando de entender. Supe que también vive en Batel y que estudia Derecho en la PUC, después de eso, subieron el cobrador y el chofer y empezamos a avanzar. Pagué mi cuota y tuve que cambiarme de asiento (porque el lugar donde estaba sentada es preferencial para ancianos, embarazadas y personas con discapacidad). Con la esperanza de que el también se cambiara de lugar y se sentara junto a mi, me senté en una fila de 2 asientos, dejando el del pasillo disponible; al parecer notó mi intención, pero se sentó en el otro lado del pasillo (como diciendo, no nos tenemos mucha confianza aún), pero seguimos nuestra conversación, o al menos eso intentamos, por que con el ruido del motor yo no podía escuchar casi nada, así que me cambié al asiento delante de él y así pudimos conversar mejor. Supe que está en primer semestre, que Derecho es su segunda carrera, que se llama Diogo (sí, como Diego pero con "o") y que está tomando clases de español, que vivió 1 mes en Nueva Zelanda, que va a la universidad de 7:30 a 13:30, que le gusta mucho viajar y que sabe un poco de inglés. Nuestra plática fue buena, casi puedo decir que hice un nuevo amigo curitibano (y se ríe bonito, me recuerda a alguien). El viaje se me hizo tan corto que cuando menos pensé ya habíamos llegado a mi destino, me bajé corriendo apenas diciendo "ciao". Espero volverlo a ver...